Me dijeron mis amiguitos exploradores Martín y Mariana… no se diga más, así será.
Para comenzar, empecé explicándoles que el “jobo” es un árbol conocido científicamente como spondias mombis, familia del marañón, típico de América Tropical. No se cultiva por lo delicada que es su piel y porque se daña al poco tiempo de caer al suelo; de hecho, la única forma de probarlo es debajo del árbol. Que yo sepa es una de las pocas especies frutales que por su fragancia puede distinguirse a la distancia. Además de extenderse como una alfombra amarilla con sus frutos sobre el suelo, es de sabor cítrico y tiene alto contenido de vitamina C.
Todavía me pregunto: ¿por qué elegí explorar un árbol que se encuentra a tantos kilómetros de distancia, en el cabo de Punta Canoa? Armé una comisión de seis todoterrenos, dispuestos todos a emprender su búsqueda. Atravesando lodazales, lomas, charcos y rocas, llegamos al anhelado “árbol del jobo,” mis pupilos exploradores llenaron sus mochilas, mientras nos deleitábamos con tan exótico fruto. Ya saciados de ese banquete frutal, la aventura 4×4 continuó hacia una montaña anónima que bautizamos como “Los Amigos”, con una altura de 162 metros (curiosa formación que parece una montaña partida a lo largo). Me la imagino en épocas eónicas, emergiendo de las profundidades del mar en formación; puedes apreciarla pasando la curva de Arroyo de Piedra, carretera que conduce hacia Barranquilla sobre la Vía al Mar, justo a donde queda la antena de comunicaciones. Una vista increíblemente hermosa en ese recorrido por las carreteras de la costa. Hicimos buen uso de nuestras lupas, brochas y palitas, para desenterrar fósiles y observar a plenitud hongos, arañas y mariposas.
Para cerrar con broche de oro este domingo, nos fuimos “reventando” monte hasta las playas que encontramos en frente de la montaña “Los Amigos”, un tranquilo y solitario mar, con un Eco-Hotel cercano y con el Sol ya casi en su ocaso, una suave brisa y la emoción de la aventura vivida. No quedó otra alternativa sino adentrarnos al agua con los “calzones puestos” y zambullirnos en un refrescante baño, que no hemos de olvidar jamás.
P.D: Como buen costeño, seguro habrás escuchado la frase: se formó un “barre jobo”, es como decir, que se formó un “arroz con mango”, para describir una situación difícil, o sea, es el “mismísimo mierdero” con distinta fruta.