Naturaleza, folclor y tradición en los Montes de María

Un recorrido en Nissan Frontier

Apenas se asomaba el sol cuando salimos de nuestras carpas. A lo lejos se oía el ronquido de los monos aulladores desde el bosque y de todas las direcciones venían los cantos de las aves. Muy cerca se sentía el ruido del agua viva y las hojas de los árboles que le daban sombra a nuestro campamento, seseaban con el viento.

Habíamos pasado la noche en este hermoso paraje, muy cerca de La Haya, en los Montes de Maria. Esta región, tradicionalmente asociada con oscuros episodios del largo conflicto armado colombiano, es una verdadera joya natural. Aquí todavía hay bosque tropical virgen y se conservan tradiciones ancestrales que muy pronto podrían verse amenazadas con el rápido avance de la civilización.     

La tarde anterior habíamos recorrido los 22 kilómetros de trocha que separan este lugar de la carretera, aunque tuvimos lomas, barro y algunos pasos angostos, no hubo nada que la Frontier no pudiera superar. Al llegar a La Haya nos encontramos con una señora local, con quien había acordado hacer el almuerzo; nos había preparado sendo Mote de Ñame Espino con queso. Puros ingredientes de la zona y con una sazón insuperable, en parte gracias a que lo preparó en un fogón de leña.  

El plan del día sería ir a caminar por un sendero en el Santuario de Fauna y Flora Los Colorados. La idea era conocer mas a fondo sobre el ecosistema de bosque tropical de la región. El resultado no pudo ser mejor, nuestro guía era un verdadero sabio y nos compartía con lujos y detalles su conocimiento. Durante el recorrido en el área protegida vimos muchas especies de árboles nativos, como el ébano, caracolí, indio encuero y la majagua colorá. Esta última, famosa por la canción folclórica llamada Cunde Cunde, interpretada por la Niña Emilia. Sin embargo, el momento más emocionante sucedió cuando aparecieron en la copa de los árboles unos monos titi cabeciblanco.

Terminada la actividad, emprendimos viaje nuevamente hacia nuestra zona de camping y allá llegamos cayendo la tarde. Al cabo de un rato, se acercó al campamento un muchacho, venía a avisarnos que nos estaban esperando en la cancha de futbol para mostrarnos una danza. Resulta que hay una familia que mantiene la tradición de esta danza y nos habían preparado una presentación.

Al llegar, estaba todo el pueblo reunido en el sitio y arrancaron a sonar los tambores y el paloteo, e inmediatamente salieron los artistas a bailar. La música del son de negro le canta a la labor diaria, a las plantas y las frutas. Los bailarines hacen muecas y burlas mientras se mueven, una tradición que busca reírse del pasado esclavo que dejaron atrás. Y así terminó nuestro día, compartiendo con los locales, escuchando sus historias y tratando de entender su realidad.

La aventura es un estado de animo que se persigue no solo buscando emociones y pruebas físicas extremas, si no también abriéndonos a compartir con personas y situaciones diferentes. Eso fuimos a buscar en la región de los Montes de Maria, a bordo de una Nissan Frontier Pro-4x.

¡Y lo conseguimos! En esa región encontramos tradición, gastronomía, folclor y un bosque tropical seco exuberante, rico en fauna y flora.

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